sábado, 19 de febrero de 2011
Ni de Eva ni de Adán de Amélie Nothomb
Ni de ella ni de él
Un año antes de la temporada infernal en una empresa nipona vivida en Estupor y Temblores, Amélie Nothomb se sume en Tokio a la montaña rusa de una hilarante educación sentimental en brazos del muy delgado y muy oriental Rinri, un ávido lector de Stendhal que sueña con entrar a la orden del Temple. Amélie, decidida a aprender japonés enseñando francés a los autóctonos, conoce a Rinri en un bar. Pero, pocos días después, la relación entre maestro y alumna dará paso a una hermosa historia de amor. [...] Estos son algunos episodios que nos sitúan, una vez más, ante una rica y peculiar visión del Japón, la de alguien nacido allí pero cuyos orígenes son occidentales.
Nota por mérito:
Lección Resumen
Por fin, nuestra Amélie ha desembarcado en Japón, más exactamente en enero de 1989 a los 21 años, luego de irse del país a los cinco años. Regresa decidida a aprender japonés y sobre todo a comerse el mundo y convertirse en la reina nipona en un reinado de mil años... tan típico de ella.
Pero antes de que pueda dejar respirar el volante que pone en un supermercado en su intento de enseñar francés para costear su aprendizaje del japonés, un joven se interesa por sus clases. Un delgado, muy timido y bien vestido Rinri. Un joven muy peliculiar, con sus maletas para cada actividad y su motivación por convertirse en un Caballero de la orden del Temple, un templario. Entre ellos nacerá una chispa de amor, y junto al chico Amélie hará grandes viajes por su adorado país y vivirá las más grandes aventuras de su vida. ¿Que le depara a Amélie junto al menudo Rinri el país del Sol Naciente?
Personalmente, Japón es un país que admiro y que quisiera visitar, he ahí la razón por la que disfrute el libro y lo racioné en sus dosis debidas. Además, la autora nos brinda ese punto de vista occidental del país, de sus costumbres y sobre todo de su peculiar cultura. Muchas de las escenas fueron motivos de risas y otras de una completa sorpresa, y el contacto de Amélie con la familia de Rinri fue de lo más desternillante. Una de las cosas que más me divirtió en la lectura fue esa especie de bruja que parecía estar en los pensamientos de Amélie, y que traía esta idea desde la niñez, me hizo pensar en esos miedos que se nos quedan a todos de pequeños. Y bien, aunque este libro no me enganchó ni me enamoró al 100% como sucedió con su Biografía del hambre, es una lectura divertida, amena y atrapante como todo lo que escribe la menuda señorita Nothomb ♥
Pero antes de que pueda dejar respirar el volante que pone en un supermercado en su intento de enseñar francés para costear su aprendizaje del japonés, un joven se interesa por sus clases. Un delgado, muy timido y bien vestido Rinri. Un joven muy peliculiar, con sus maletas para cada actividad y su motivación por convertirse en un Caballero de la orden del Temple, un templario. Entre ellos nacerá una chispa de amor, y junto al chico Amélie hará grandes viajes por su adorado país y vivirá las más grandes aventuras de su vida. ¿Que le depara a Amélie junto al menudo Rinri el país del Sol Naciente?
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Lección Opinión
De nuevo y tan pronto me sumerjo de nuevo en la prosa de esta filóloga belga (colega oh yeah) y lo que he saboreado me gustó, pero no me convenció del todo. Amélie se encuentra de nuevo en Japón y se siente de nuevo en su hogar. Está dispuesta a comerse el mundo y es cuando aparece Rinri, su nuevo alumno de las clases de francés. El a primera vista, es muy tímido y reservado, pero con el paso de las páginas notaremos un Rinri más suelto y se puede empatizar más con él. Me ha recordado a mi propia imagen de los chicos japoneses, como unos chicos callados y decentes, que cuando te toman confianza, te dan todo el cariño que tienen. Entre él y nuestra chica belga crecerá un amor bastante peculiar, que más que novios eran amigos, colegas y amantes, y profesora y alumno vivirán divertidas como increíbles anécdotas.
En fin de semana, conseguí salir de Tokio por primera vez. Un tren me llevó hasta la pequeña ciudad de Kamadura, a una hora de la capital. El redescubrimiento de un japón antiguo y silencioso hizo que me saltaran las lágrimas. Bajo aquel cielo inmensamente azul, los pesados tejados de teja en forma de arco y el aire inmovilizado por el hielo parecían decirme que me habían estado esperando, que me habían echado de menos, que, con mi regreso, volvía a restaurarse el orden del mundo y que mi reinado duraría diez mil años. Siempre he tenido una tendecia al lirismo megalómano.
Este libro me gustó y no me gustó. Para explicarme mejor, comenzaré por lo que no me gustó: Primero que a veces me pareció leer divagaciones muy pesadas, que no venían directamente a cuento en lo que se estaba contando, y sinceramente me aburrí muchas veces y dejé el libro por ciertas horas hasta animarme de nuevo. Ya casi llegando a las últimas páginas sucede algo que no me esperaba, al principio no me pareció del todo "normal", pero al saber a qué clase de persona me atenía, supe que de nuestra chica belga se puede esperar cualquier cosa. Pero aún así, seguí leyendo, y me reí con muchas de los afilados y divertidos pensamientos de Amélie y no pude evitar engancharme de nuevo a la lectura.
Personalmente me gustó la relación entre Rinri y Amélie. El, con su timidez y su creciente dulzura, me hizo sonreír en más de un momento y ella con su sagacidad y su peculiar forma de pensar me hizo apreciar de nuevo su genial prosa. Además de eso, en la historia, Amélie tiene la oportunidad de conocer más sobre la cultura del país, de conocer e interactuar con más gente, unos que le infunden respeto y otros la más discreta repulsión. Nos encontraremos con un viaje al Monte Fuji, una peregrinación a la cima que todo japonés debe hacer al menos una vez en la vida, así que la señorita Nothomb no se pierde el chance de perderse en sus adoradas montañas y dejarse llevar por el espíritu aventurero que vive en ella.
Lo estaba deseando, así que solté mis piernas, que no tardaron en embalarse. El sol señalaba el mediodía también en mi cabeza. Yo trepaba y trepaba, feliz de tener tanto que trepar. Los mil quinientos primeros metros fueron los más difíciles: la tierra era lava blanda donde se hundían los pies. Como suele decirse, había que echarle ganas. Todos las teníamos. El espectáculo de los ancianos que subían en fila india imponía respeto.
Personalmente, Japón es un país que admiro y que quisiera visitar, he ahí la razón por la que disfrute el libro y lo racioné en sus dosis debidas. Además, la autora nos brinda ese punto de vista occidental del país, de sus costumbres y sobre todo de su peculiar cultura. Muchas de las escenas fueron motivos de risas y otras de una completa sorpresa, y el contacto de Amélie con la familia de Rinri fue de lo más desternillante. Una de las cosas que más me divirtió en la lectura fue esa especie de bruja que parecía estar en los pensamientos de Amélie, y que traía esta idea desde la niñez, me hizo pensar en esos miedos que se nos quedan a todos de pequeños. Y bien, aunque este libro no me enganchó ni me enamoró al 100% como sucedió con su Biografía del hambre, es una lectura divertida, amena y atrapante como todo lo que escribe la menuda señorita Nothomb ♥
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| Ni de Eva ni de Adán | Ni d' Eve ni d' Adam | Amélie Nothomb | Editorial Anagrama | 9788433975010 | Año 2009|
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6 comentarios:
de verdad que me sorprendes con esta reseña,ya vi la reseña en el blog de Elwen¡y me gusto y me llamo la atencion,pero tal y como lo cuentas al igual que describiste el otro libro que reseñaste de Amelie,en el que se me ha quedado grabado lo de que se hizo pipi en la silla^^me ha encantado y quiero saber ¿Quien es Amelie¡¡??
La verdad es que no me llama demasiado... no creo que me haga con él. Al menos no por ahora xD
un abrazo*
no llama mucho, pero nunca se sabe..
Estoy segura de que esta autora no me iba a gustar demasiado, y no se porque...
Besos.
Será una de mis próximas lecturas! ;)
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